V.  CHILE

 

CONSAGRACIÓN DE CHILE A LA VIRGEN DEL CARMEN
     DE
 MAIPÚ, PATRONA DE CHILE
19. ¡Bendita tú entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto
de tu seno, Jesús! En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad
de Dios y el destino de la criatura humana, para alabanza de la gloria
de su gracia con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado,
que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo. Tú, la humilde
sierva del Señor, eres el modelo de los discípulos de Cristo que
consagran su vida a realizar la voluntad del Padre para la venida
de su reino.


1)

¡Santa María, Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra!
Bajo tu amparo nos acogemos, a tu intercesión maternal nos
confiamos. Como Tú te consagraste totalmente a Dios, nosotros,
siguiendo tu ejemplo y en comunión contigo, nos consagramos a
Cristo el Señor; nos consagramos también a ti, nuestro modelo,
porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre, y ser como
tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.

¡Virgen del Carmen de Maipú, Reina y Patrona del pueblo chileno!
A tu corazón de Madre encomiendo la Iglesia y todos los habitantes
de Chile: los Pastores y los fieles, todos los hijos de esta nación.
Que bajo tu protección maternal, Chile sea una familia unida en el
hogar común, una patria reconciliada en el perdón y en el olvido de
las injurias, en la paz y en el amor de Cristo. Tú que eres la Madre
de la Vida verdadera, enséñanos a ser testigos del Dios vivo, del
amor que es más fuerte que la muerte, del perdón que disculpa
las ofensas, de la esperanza que mira hacia el futuro para construir,
con la fuerza del Evangelio, la civilización del amor en una patria
reconciliada y en paz.

¡Santa María de la Esperanza, Virgen del Carmen y Madre de Chile!
Extiende tu escapulario, como manto de protección, sobre las
ciudades y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres
y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos, huérfanos y
afligidos, sobre los hijos fieles y sobre las ovejas descarriadas.
Tú, que en cada hogar chileno tienes un altar familiar, que en cada
corazón chileno tienes un altar vivo, acoge la plegaria de tu pueblo,
que ahora, con el Papa, de nuevo se consagra a ti. Estrella de los
mares y Faro de luz, consuelo seguro para el pueblo peregrino,
guía los pasos de Chile en su peregrinar terreno, para que recorra
siempre senderos de paz y de concordia, caminos de Evangelio,
de progreso, de justicia y libertad. Reconcilia a los hermanos en
un abrazo fraterno; que desaparezcan los odios y los rencores,
que se superen las divisiones y las barreras, que se unan las rupturas
y sanen las heridas. Haz que Cristo sea nuestra Paz, que su perdón
renueve los corazones, que su Palabra sea esperanza y fermento
en la sociedad.

¡Madre de la Iglesia y de todos los hombres! Inspira y conserva
la fidelidad a Cristo en la nación chilena y en el continente
latinoamericano. Mantén viva la unidad de la Iglesia bajo la cruz
de tu Hijo. Haz que los hombres de todos los pueblos, reconozcan
su mismo origen y su idéntico destino, se respeten y amen como
hijos del mismo Padre, en Cristo Jesús, nuestro único Salvador,
en el Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra, para gloria y
alabanza de la Santísima Trinidad. Amén.

Juan Pablo II. Discurso. Santuario nacional de Maipú, Chile. 3-IV-1987
http://www.mariologia.org/oracionesamaria00040.htm Fuente: vatican.va

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN  DE MAIPÚ
20. Oh Virgen Santísima del Carmen,
llenos de la más tierna confianza,
como hijos que acuden al corazón de su madre,
nosotros venimos a implorar una vez más
los tesoros de misericordia, que con tanta solicitud
nos habéis siempre dispensado. 
Reconocemos humildemente
que uno de los mayores beneficios que

Dios ha concedido a nuestra Patria ha sido

señalaros a vos por nuestra especial Abogada y Protectora.
Por eso, a vos clamamos en todos nuestros peligros

y necesidades, seguros de ser benignamente escuchados.
Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras
nuestras almas; sois la Torre poderosa de David,
defended el honor y la libertad de nuestra Nación;
sois el Refugio de los pecadores, tronchad las cadenas

de los esclavos del error y del vicio; sois el Consuelo
de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos
y a los desvalidos; sois el Auxilio de los Cristianos,
conservad nuestra fe, y proteged a nuestra Iglesia,
en especial a sus obispos, sacerdotes y religiosos.
Desde el trono de vuestra gloria, atended
a nuestras súplicas, ¡Oh Madre del Carmelo!
Abrid vuestro manto, y cubrid con él a esta República
de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa.
Os pedimos aciertos para los magistrados, legisladores
y jueces; paz y piedad, para los matrimonios y familias;
santo temor de Dios, para los maestros; inocencia,
para los niños; y para la juventud, cristiana educación.
Aparta de nuestras ciudades los terremotos, incendios
y epidemias, alejad de nuestros mares las tormentas y dad
la abundancia a nuestros campos y montañas. Sed Vos
el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos
y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio
de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas,
la protección especial de los moribundos y la redentora
de las almas del Purgatorio. 
¡Oídnos, pues, Madre clementísima!, y haced que,
viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe
y por la práctica de un mismo amor al Corazón Divino
de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal
a la patria inmortal del cielo, en la que os alabaremos
y bendeciremos por los siglos de los siglos. Así Sea.

 

http://www.eltestigofiel.org/oracion/oratoriov.php?idv=17

2) ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN DE LA TIRANA
21. Dios misericordioso:
Al reunirnos para honrar a nuestra madre, bajo su advocación
de Virgen del Carmen de La Tirana, venimos con fe y esperanza
a pedirte salud y salvación. Madre del Carmelo, Virgen
de La Tirana, que la pasión de Cristo nos hermane y
nos ayude a servir con alegría. Ruega por nosotros pecadores,

para que el Señor resucitado viva en nuestros corazones
Enséñanos a imitar tu propia vida; a creer fielmente en la palabra
de Jesús y a ponerla en práctica, sin temor. Une a todos tus hijos
que te buscan, en el único pueblo de Dios que peregrina
hacia la patria del cielo. Que contigo construyamos un mundo
de paz en la justicia Que el Espíritu santo nos guíe,
y en la hora de muerte nos reciba en la casa del Padre bondadoso.
Amén

http://www.iglesia.cl/especiales/virgendelcarmen/tirana.html#Anchor-14210                                                      

22. NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN
Acto de contrición para todos los días
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad
Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón
te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco
por mi Dios y mi Señor; en ti creo, en ti espero y en ti confío
me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia
en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran
en tu amor. A ti amo sobre todas las cosas. A ti confieso mi
suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual
me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón.
Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia,
nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos,
confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros
y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura
alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance
por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena
pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho
de mi alma. Amén.

Oración inicial para todos los días
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también
de los pecadores, y especial Protectora
de los que visten tu sagrado Escapulario;
por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico
me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados,
la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma,
el remedio de mis necesidades, el consuelo
de mis aflicciones y la gracia especial que pido
en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria,
y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener
el espíritu de todos los ángeles, santos y justos
a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces
con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

(rezar tres avemarías)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

Oración final para todos los días
Virgen santísima del Carmen; yo deseo
que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora
de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a ti,
Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos
de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo!
Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen,
y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre,
el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre,
así como las de mi nación y las de todo el mundo,
las mías propias y las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores,
herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo,
y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo.
Que todos se conviertan y te amen, Madre mía,
como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

Primer día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada
en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio
levantarse del mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra,
significando la purísima fecundidad con que diste al mundo
a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas:
te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias
de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes
y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta
vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Segundo día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular
amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces
coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo
de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con
especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz
para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para
conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo
comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi
trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y
edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Tercer día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir
con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre
todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron
un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos
a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma
templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes,
donde Él habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que
jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno.
Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Cuarto día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu
especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce
nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor
su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio,
el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones,
moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego,
Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia
de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también
hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de
la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor
Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Quinto día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender
a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada
Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular
predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice,
Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto,
dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino
Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían.
Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma
y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo
servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente,
diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Sexto día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los
Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la
singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas
gracias y favores para con los que devotamente lo visten y
cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que
imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego,
Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero
cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que
merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora,
te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Séptimo día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo
Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo
escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo
y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad
con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora,
que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal,
para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre
la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando
siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora,
te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Octavo día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial
protección en la hora de la muerte para con los que devotamente
visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la
verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse
de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares
y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera
penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido
amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma
no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna
de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.
Terminar con la oración final.

Noveno día
Comenzar con el acto de contrición y la oración.

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor
hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima
Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas,
cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan
cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro
Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina
Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción
del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor.
Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta novena.

Terminar con la oración final.

http://www.devocionario.com/maria/carmen_4.html

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