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VIII. CUBA

1) ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LA
    CARIDAD DEL COBRE PATRONA DE CUBA

37. ¡Virgen de la Caridad del Cobre. Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia! Tú eres la Hija amada
del Padre, la Madre de Cristo. nuestro Dios,
el Templo vivo
del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor, el recuerdo del mandamiento
nuevo de Jesús,
la evocación del Espíritu Santo: amor derramado
en nuestros corazones,
fuego de caridad enviado en Pentecostés
sobre la Iglesia, don de la plena libertad de los hijos de Dios.

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo y has querido quedarte
con nosotros
como Madre y Señora de Cuba, a lo largo de su
peregrinar
por los caminos de la historia. Tu nombre y tu imagen
están esculpidos
en la mente Y en el corazón de todos los cubanos,
dentro y fuera de la Patria, como signo de esperanza y centro de
comunión fraterna.
¡Santa María. Madre de Dios Y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo, intercede por nosotros
con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.

Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza, aumenta y fortalece
en nosotros el amor
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños, consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, modelo y
estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación cubana
un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par
en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo, único Salvador y
Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo,
por los
siglos de los siglos. Amén.

Juan pablo II al coronar a la Virgen el 24 de enero, de 1998.

38. Al pie de la Cruz, con los brazos abiertos y el corazón traspasado,
está nuestra Madre, la Virgen María, Nuestra Señora de los Dolores
y de la Esperanza, que nos recibe en su regazo maternal henchido
de gracia y de piedad. Ella es camino seguro hacia Cristo, nuestra paz,
nuestra vida, nuestra resurrección. María, Madre del que sufre, piedad
del que muere, cálido consuelo para el desalentado: ¡mira a tus hijos
cubanos que pasan por la dura prueba del dolor y muéstrales a Jesús,
fruto bendito de tu vientre! Amén.

Juan Pablo II.
Visita Pastoral a Cuba, Ángelus. La Habana 25 de enero de 1998

Fuente: vatican.va

39. Santa María de la Caridad que viniste como mensajera de paz,
flotando sobre el mar. Tú eres la Madre de todos los cubanos.
A ti acudimos, Santa Madre de Dios, para honrarte con nuestro amor
de hijos.
En tu corazón de Madre ponemos nuestras ansias y
esperanzas,
nuestros afanes y nuestras súplicas; Por la Patria
desgarrada,
para que entre todos construyamos la paz y la concordia.
Por las familias, para que vivan la fidelidad y el amor. Por los niños,
para que crezcan sanos
 corporalmente y espiritualmente. Por los
jóvenes para que afirmen su fe y su responsabilidad en la vida y

en lo que da el sentido a la vida. Por los enfermos y marginados,
por los que sufren en soledad, por los que están lejos de la Patria,
y por todos los que sufren en su corazón. Por la Iglesia Cubana
y su misión evangelizadora, por los sacerdotes y diáconos,
religiosos y laicos. Por la victoria de la justicia y del amor en nuestro
pueblo.
¡Madre de la Caridad, bajo tu amparo nos acogemos!
¡Bendita tú entre todas las mujeres y bendito Jesús, el fruto
de tu vientre!
A Él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Amén.

Oraciones finales: Padre Nuestro, 3 Avemarías y Gloria al Padre

http://www.corazones.org/maria/america/cuba_caridad_cobre.htm

40. NOVENA A LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE
Acto de Contrición
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego
a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos
y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mi ante Dios, nuestro
Señor.

Oración para todos los días
Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído
decir que ninguno de los que haya acudido a vos, implorado vuestra
asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de vos.
Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen, Madre
de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante vuestra Santísima presencia soberana.
No desechéis oh purísima  Madre de Dios mis humildes súplicas,
antes bien, escuchadlas favorablemente. Así sea.

Primer día (30 de agosto)
¡Dios te salve! ¡Cuánto se alegra mi alma, amantísima Virgen,
con los dulces recuerdos que en mí despierta esta salutación!
Llena de júbilo mi corazón al pronunciar el Ave María, para
acompañar el gozo que llenó tu espíritu al escucharla de boca
del Ángel, congratulándose así de la elección que de ti hizo
el Omnipotente para darnos al Señor.

Pídase el favor que se desea conseguir.

Oración Final para recitar todos los días
Oh, Señora mía, Oh Madre mía, yo me entrego del todo a ti;
Y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy tuyo, Oh Madre de piedad, guárdame y defiéndeme
como cosa y posesión tuya. Amén.

Segundo día  (31 de agosto)
¡María, nombre santo! Dígnate, amabilísima Madre, sellar
con tu nombre el memorial de nuestras súplicas, dándonos
el consuelo de que tu Hijo, Jesús, las atienda benignamente para
alcanzar pleno convencimiento en la práctica de nuestros deberes
religiosos, sólida  confirmación en las virtudes cristianas y
continuas ansias de nuestra eterna salvación.

Tercer día (1 de septiembre)

Llena de Gracia, ¡Oh dulce Madre! Dios te salve, María, sagrario
riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad:
a tus pies nos presentamos hoy para que la gracia de Dios se difunda
abundantemente en nuestras pobres almas, las purifique,
las engrandezca y cada día aumente más en ellas el verdadero amor
a Dios y a nuestros hermanos.

Cuarto día (2 de septiembre)
El Señor es contigo: ¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor,
que por su esencia está en todas las cosas, está en ti y contigo
de un modo muy superior. Madre mía, venga por ti a nosotros.
Pero ¿cómo ha de venir a un corazón lleno de tanta suciedad.
aquel Señor que para hacerte habitación suya quiso, con tal prodigio,
que no perdieses, siendo madre, tu virginidad? ¡Oh muera en nosotros
toda impureza!

Quinto día (3 de septiembre)

Bendita tú eres entre todas las mujeres. Tú eres, oh Santísima Virgen
María, la gloria de Jerusalén, tú eres la alegría de Israel, tú eres
el honor de nuestro pueblo. Si por una mujer, Eva, tantas lágrimas
se derramó en el mundo, por ti nos llegó la redención. Por esto,
tú serás siempre bendita. Alcánzanos una fe viva y operante para
considerar e imitar las grandes obras que en ti y por ti obró Dios.

Sexto día (4 de septiembre)
Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Deploramos grandemente,
purísima Virgen y amantísima Madre, que hayamos cometido tantos
pecados, sabiendo que ellos hicieron morir en tu cruz a tu Hijo.
Sea el fruto de nuestra oración, que no cesamos de llorarlos hasta
poder bendecir eternamente a Jesús, fruto bendito de tu vientre
virginal.

Séptimo día (5 de septiembre)
Santa María, Madre de Dios. Tu mayor título de grandeza, tu mayor
dignidad, oh María es haber sido elegida para Madre de Jesucristo,
Hijo de Dios. De esta elección divina proceden todas tus gracias y
prerrogativas. No olvides nunca que también fuiste designada por tu
Divino Hijo, al pie de la cruz, como Madre espiritual nuestra.
Que nunca nos falten fuerzas para mostrarnos como dignos hijos tuyos.

Octavo día (6 de septiembre)
Ruega por nosotros, pecadores. En ti Virgen María, como en alcázar
nos refugiamos. Aunque el vértigo de la vida y los enemigos del alma
nos hayan despojado o puedan despojarnos de las preciosas vestiduras
de la gracia, alejándonos de ti y de tu amado Hijo, nunca nos cierres
las puertas del Sagrado Corazón.

Noveno día (7 de septiembre)
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Siempre estamos expuestos
a perder la gracia de Dios y condenarnos. Haced, Santísima Virgen
María, que por vuestra intercesión nunca perdamos el favor de Dios;
que en esta difícil lucha por la vida encontremos en ti la protección
maternal que tanto necesitamos y una Abogada en la hora de nuestra
muerte.

http://www.corazones.org/maria/america/cuba_caridad_cobre.htm

2) ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ,

   PATRONA DE LA HABANA
41. María, Reina y Señora de la Paz, que al cumplirse los tiempos,
nos diste a Cristo, nuestra Paz, ayúdanos a realizar la urgente tarea
de la reconciliación, para construir cada día una comunidad más justa
y fraterna, que la podamos extender más allá de nuestras fronteras.
Así sea.

 

42. Despierta, Madre, despierta,
Mira que ya amaneció
ya los pajarillos cantan
la luna ya se durmió.
Te saludan los querubines
Y te canta el serafín
los angelicales coros
sus melodías sin fin.
Madre de los neopasinos
dijiste venías a hacer,
pues ya lo ves Madrecita
si te sabemos querer

 

http://cubacatolica.blogcindario.com


3)
43. ORACIÓN A LA VIRGEN DE REGLA,
        SANTUARIO EN LA HABANA

Nuestra Señora de Regla-Yemayá, que nos libras de tan manifiesto
peligro y en las navegaciones más dilatadas y peligrosas, haciendo
voto a tu Santuario de Regla, logramos con felicidad el puerto que
deseamos. Nos salvamos de la persecución de nuestros enemigos
por la devoción a esta tu imagen. Los enfermos de todas las
enfermedades (hasta los desahuciados por los médicos) te ruegan
en esta, tu casa, y por ti sanan. Los miembros débiles e impedidos,
aquí cobran fuerzas, y generalmente todos los males aquí tienen
remedio, como lo publican las paredes de este templo y los milagros
puestos en ellas. Venerando, oh Reina del Cielo!, ésta, tu imagen de
Regla, imploramos tu patrocinio y favor pidiéndote nos alcances
de tu Hijo precioso, el consuelo de una buena conciencia, salud y
fuerzas para servirte y venerarte, el remedio de nuestras necesidades
y, especialmente, el de aquéllas por las cuales os hacemos esta oración.
Esperamos, Señora, por tu intercesión, y por la eficacia de tus ruegos,
conseguir lo que pedimos, aunque lo desmerecen nuestras culpas.

http://s11.invisionfree.com/Basta_de_opresion/ar/t1288.htm