XIV. MÉJICO

ORACIONES A LA MORENITA DEL TEPEYAC, REINA DE MÉXICO
Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA

69. Sintiéndome ya postrado ante la Morenita del Tepeyac, Reina
de México y Emperatriz de América, desde este momento
encomiendo a sus maternos cuidados los destinos de esta Nación
y de todo el Continente. Que el nuevo siglo y el nuevo milenio
favorezcan un renacer general bajo la mirada de Cristo, vida y
esperanza nuestra, que nos ofrece siempre los caminos de fraternidad
y de sana convivencia humana. Que Santa María de Guadalupe ayude
a México y América a caminar unidos por esas sendas seguras y
llenas de luz.

 

Juan Pablo II, Mexico City. 22-I-1999 http://www.mariologia.org/oracionesamaria00104.htm

Fuente: vatican.va

 

70. ¡Oh dulce Señora del Tepeyac, Madre de Guadalupe!

¡Oh Madre! tu conoces los caminos que siguieron los primeros
evangelizadores del Nuevo Mundo, desde la isla Guanahani y
La Española hasta las selvas del Amazonas y las cumbres andinas,
llegando hasta la tierra del Fuego en el Sur y los grandes lagos y
montañas del Norte. Acompaña a la Iglesia que desarrolla su labor
en las naciones americanas, para que sea siempre evangelizadora y
renueve su espíritu misionero. Alienta a todos aquellos que dedican
su vida a la causa de Jesús y a la extensión de su Reino.

 

¡Oh dulce Señora del Tepeyac, Madre de Guadalupe! Te presentamos

esta multitud incontable de fieles que rezan a Dios en América.
Tú que has entrado dentro de su corazón, visita y conforta los hogares,

las parroquias y las diócesis de todo el Continente. Haz que las
Familias cristianas eduquen ejemplarmente a sus hijos en la fe de
la Iglesia y en el amor del Evangelio, para que sean semillero de
vocaciones apostólicas. Vuelve hoy tu mirada sobre los jóvenes y
anímalos a caminar con Jesucristo.

 

¡Oh Señora y Madre de América! Confirma la fe de nuestros hermanos
y hermanas laicos, para que en todos los campos de la vida social,
profesional, cultural y política actúen de acuerdo con la verdad y
la ley nueva que Jesús ha traído a la humanidad. Mira propicia la
angustia de cuantos padecen hambre, soledad, marginación o
ignorancia. Haznos reconocer en ellos a tus hijos predilectos y danos
el ímpetu de la caridad para ayudarlos en sus necesidades.

 

¡Virgen Santa de Guadalupe, Reina de la Paz! Salva a las naciones y
a los pueblos del Continente. Haz que todos, gobernantes y
ciudadanos, aprendan a vivir en la auténtica libertad, actuando según
las exigencias de la justicia y el respeto de los derechos humanos, para
que así se consolide definitivamente la paz.

 

¡Para ti, Señora de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra, todo
el cariño, honor, gloria y alabanza continua de tus hijos e hijas
americanos!

 

Juan Pablo II Sínodo para América, Basílica de Guadalupe, 23 de enero de 1999

http://www.mariologia.org/oracionesamaria00107.htm Fuente: vatican.va

 

ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE,

PATRONA DE MÉJICO
71. ¡oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios
y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

adre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido
y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros,
los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser
y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida,
nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades
y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado,
Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes
de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos
por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos
dispensadores de los misterios de Dios.

 

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html

72. Dios de poder y de misericordia, bendeciste las Américas en el Tepeyac
con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión
ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos
y hermanas.
Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html


73.
Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege
al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades.
Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen
María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo
la conservación de la fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras
de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final.
Amén.

 

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html

74. Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra.
Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada
en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura:
"Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,"
cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro

del Tepeyac.
Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras.
Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna,
la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto
de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.
Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre.
Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos
en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades,
en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora
de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás
de nosotros.

 

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html

75. Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección
sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a
Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus
gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no
sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las
familias. Que desde esta tu imagen manifiestes siempre tu clemencia,
tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html

76. Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria.
Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen.
En ti ponemos toda nuestra esperanza. Tú eres nuestra vida y consuelo.
Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo,
nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena
e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento
de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma.
Amén.

http://www.devocionario.com/maria/guadalupe_1.html

 

77. Santa María de Guadalupe:

A ti que nos amas con especial ternura,  velas por nosotros
con maternal intercesión y nos procuras siempre tu eficaz ayuda

suplicamos tu protección y auxilio para superar pronto esta epidemia

que ha venido a afectar nuestra nación. Cúbrenos con tu manto,

líbranos de este mal. Ruega por todas las autoridades

y por quienes tienen poder de decisión para que sepan establecer
medidas y prioridades para prevenir y ayudar a toda la población,

y en particular a quienes son más vulnerables. Concédenos prudencia
y serenidad para actuar con mucha responsabilidad y así evitar
ser contagiados o contagiar. Socorre al personal de salud, vela
por la recuperación de los enfermos y sé consuelo
de quien se encuentran en duelo. Madre del Verdadero Dios por quien
se vive, tú que nos has rescatado de otras plagas, encomiéndanos
a la misericordia de aquel que nos sanó con sus llagas y nos libró
de la muerte con su Resurrección. Enséñanos a unir nuestro dolor
al suyo para hallarle sentido redentor y salir de esta adversidad
fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.

 

Cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, para encomendar
 a la Virgen de Guadalupe al país por la epidemia de influenza.

 

 

78. NOVENA ANUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE[5]
Puesto de rodillas delante de María Santísima, hecha la Señal

de la Cruz, se dice el siguiente:


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y
Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo
sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido.
Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco
cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío
en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonéis
y me des gracia para nunca mas pecar. Así lo espero
por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe.

Amén.
Hágase la petición...
Récese cuatro Salves en memoria de las cuatro apariciones
y luego se reza la oración de cada día.

Primer Día
Oh Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes
tus sagradas sienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres,
Señora, pues como Hija, como Madre y como Esposa del altísimo
tienes absoluto poder y justísimo derecho sobre todas las criaturas.
Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a ti
por mil títulos; pero no me contento con ser tuyo por tan alta
jurisdicción que tienes sobre todos; quiero ser tuyo por otro título
mas, esto es, por elección de mi voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo
por mi Reina y mi Señora, y con este motivo quiero doblar el señorío
y dominio que tienes sobre mí; quiero depender de ti y quiero
que los designios que tiene de mí la Providencia divina, pasen
por tus manos. Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances
de mi vida quiero que todos corran por tu cuenta. Confío de tu
benignidad, que todos se enderezarán al bien de mi alma y honra
y gloria de aquel Señor que tanto se complace en todo el mundo.
Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Segundo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce
que eres Abogada nuestra en el tribunal de Dios,
pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de beneficiarnos
las juntas ante el pecho en ademán de quien suplica y ruega,
dándonos con esto a ver que desde el trono de gloria como Reina
de Ángeles y hombres haces también oficio de abogada,
rogando y procurando a favor nuestro.
Con qué afectos de reconocimiento y gratitud podré pagar
tanta fineza? Siendo que no hay en todo mi corazón
suficiente caudal para pagarlo.
A ti recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos
de una caridad ardiente y fervorosa, de una humildad profunda
y de una obediencia pronta al Señor.
Esfuerza tus súplicas, multiplica tus ruegos, y no ceses de pedir
al Todopoderoso me haga suyo y me conceda
ir a darte las gracias por el feliz éxito de tu intermediación
en la gloria. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Tercer Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué puedo creer
al verte cercada de los rayos del sol, sino que estás
íntimamente unida al Sol de la Divinidad, que no hay en tu casa
ninguna cosa que no sea luz, que no sea gracia y que no sea santidad!
Qué puedo creer sino que estás anegada en el piélago
de las divinas perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre
en su corazón! Sea para bien, Señora, tan alta felicidad.
Yo, entre tanto, arrebatado del gozo que ello me causa, me presento
delante del trono de tu soberanía, suplicándote te dignes enviar
uno de tus ardientes rayos hacia mi corazón: ilumina con su luz
mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz
que acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo
que no empleo en amarte a ti y en amar a mi Dios: haz que acabe
de persuadirme de que me engaño miserablemente
cuando amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando
no te amo a ti por Dios. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Cuarto Día
Oh Santísima María de Guadalupe! Si un ángel del cielo
tiene por honra tan grande suya estar a tus pies y que en prueba
de su gozo abre los brazos y extiende las alas
para formar con ellas repisa a tu Majestad, qué deberé yo hacer
para manifestar mi veneración a tu persona, no ya la cabeza,
ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para que
santificándola con tus divinas plantas se haga trono digno
de tu soberanía?
Dígnate, Señora, admitir este obsequio; no lo desprecies
por indigno a tu soberanía, pues el mérito que le falta
por mi miseria y pobreza lo recompenso con la buena voluntad
y deseo. Entra a registrar mi corazón y verás que no lo mueven
otras alas sino las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender
a tu Hijo divinísimo. Forma trono de mi corazón, y ya no se
envilecerá dándole entrada a la culpa y haciéndose esclavo del
demonio. Haz que no vivan en él sino Jesús y María. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Quinto Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! ¿Qué otro vestido
le correspondía a quien es un cielo por su hermosura,
sino uno todo lleno de estrellas?
Con qué podía adornarse una belleza toda celestial,
sino con los brillos de unas virtudes tan lucidas 
y tan resplandecientes como las tuyas?
Bendita mil veces la mano de aquel Dios que supo unir en ti
hermosura tan peregrina con pureza tan realzada,
y gala tan brillante y rica con humildad tan apacible. Yo quedo,
Señora, absorto de hermosura tan amable, y quisiera que mis ojos
se fijaran siempre en ti para que mi corazón no se dejara arrastrar
en otro afecto que no sea el amor tuyo.
No podré lograr este deseo si esos resplandecientes astros
con que estás adornada no infunden una ardiente y fervorosa caridad,
para que ame de todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios,
y después de mi Dios a ti, como objeto digno de que lo amemos todos.
Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Sexto Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Que bien dice
a tu soberanía ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas!
Hollaste con invicta planta las vanidades del mundo,
y quedando superior a todo lo creado jamás padeciste el menguante
de la más ligera imperfección: antes de tu primer instante
estuviste llena de gracia.
Miserable de mí, Señora, que no sabiéndome mantener
en los propósitos que hago, no tengo estabilidad en la virtud
y sólo soy constante en mis viciosas costumbres.
Duélete de mí, Madre amorosa y tierna; ya que soy como la luna
en mi inconstancia, sea como la luna que está a tus pies,
esto es, firme siempre en tu devoción y amor, para no padecer
los menguantes de la culpa. Haz que esté yo siempre a tus plantas
por el amor y la devoción, y ya no temeré los menguantes
del pecado sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones,
detestando de corazón todo lo que es ofensa de mí Dios. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Séptimo Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Nada, nada veo
en este hermosísimo retrato que no me lleve a conocer
las altas perfecciones de que dotó el Señor a tu alma inocentísima.
Ese lienzo grosero y despreciable; ese pobre pero feliz ayate
en que se ve estampada tu singular belleza, dan claro a conocer
la profundísima humildad que le sirvió de cabeza y fundamento
a tu asombrosa santidad.
No te desdeñaste de tomar la pobre tilma de Juan Diego,
para que en ella estampase tu rostro, que es encanto de los ángeles,
maravilla de los hombres y admiración de todo el universo.
Pues, ¿cómo no he de esperar yo de tu benignidad, que la miseria
y pobreza de mi alma no sean embarazo para que estampes en ella
tu imagen graciosísima?
Yo te ofrezco las telas de mi corazón. Tómalo, Señora,
en tus manos y no lo dejéis jamás, pues mi deseo es que no se emplee
en otra cosa que en amarte y amar a Dios. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Octavo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Qué misteriosa
y que acertada estuvo la mano del Artífice Supremo, bordando
tu vestido con esa orla de oro finísimo que le sirve de guarnición.
Aludió sin duda a aquél finísimo oro de la caridad y amor de Dios
con que fueron enriquecidas tus acciones. Y ¿quién duda, Señora,
que esa tu encendida caridad y amor de Dios estuvo siempre
acompañada del amor al prójimo y que no, por verte triunfante
en la patria celestial, te has olvidado de nosotros?
Abre el seno de tus piedades a quien es tan miserable; dale la mano
a quien caído te invoca para levantarse; tráete la gloria
de haber encontrado en mí una miseria proporcionada, más que todas,
a tu compasión y misericordia. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y Gloria.

Noveno Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que cosa habrá imposible para ti,
cuando multiplicando los prodigios, ni la tosquedad ni la grosería
del ayate  le sirven de embarazo para formar tan primoroso tu retrato
ni la voracidad del tiempo en más de cuatro siglos ha sido capaz
de destrozarle ni borrarle?
Que motivo tan fuerte es este para alentar mi confianza y suplicarte
que abriendo el seno de tus piedades, acordándote del amplio poder
que te dio la Divina Omnipotencia del Señor, para favorecer
a los mortales, te dignes estampar en mi alma la imagen del Altísimo
que han borrado mis culpas! No embarco a tu piedad la grosería
de mis perversas costumbres, dígnate sólo mirarme, y ya con esto
alentaré mis esperanzas; porque yo no puedo creer que si me miras
no se conmuevan tus entrañas
sobre el miserable de mí. Mi única esperanza, después de Jesús,
eres tú, Sagrada Virgen María. Amén.
Un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Memorare
Acuérdate, oh misericordiosísima Virgen de Guadalupe,
que ninguno de los que han acudido a tu protección,
implorando tu asistencia y reclamando tu socorro ha sido
abandonado por ti. Animado con esta confianza a ti acudo,
Oh Virgen Madre y aunque gimiend
o bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches
Oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien inclina a ellas
tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén.


Cinco Ave Marías por las cuatro apariciones a Juan Diego
y una a Juan Bernardino.


Oh Virgen Inmaculada! Escucha la oración que te dirigimos
y preséntala a tu Hijo Jesús.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestro pueblo.
Queremos ser totalmente tuyos y fieles siempre a Jesucristo en su Iglesia.
Virgen de Guadalupe, bendice a nuestras familias.
Compadécete de nosotros y guíanos siempre a Jesús. Y así,
libres de todo mal, podremos llevar a los demás la alegría y la paz
que sólo pueden venir de tu Hijo Jesucristo. Amén.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria en agradecimiento
por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.


Oh Purísima Virgen de Guadalupe alcánzame de tu Divino Hijo
el perdón de mis pecados, bendición para mi trabajo, remedio
a mis enfermedades y necesidades y todo lo que tÚ creas conveniente
pedir para mi y mi familia.
Oh Santa Madre de Dios! no desprecies las suplicas que te dirigimos
en nuestras necesidades, antes líbranos de todos los peligros.

Oh Virgen llena de gloria y bendición! Por Cristo Nuestro Señor, Amén.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria en agradecimiento
por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.


Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia,
protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan
en sus necesidades.
Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre
Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu
Divino Hijo la conservación de la fe. Tú eres nuestra dulce
esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente
y la gracia de la perseverancia final. Amén.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria en agradecimiento
por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.


Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios,
Señora y Madre nuestra! Venos aquí postrados ante tu santa imagen,
que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda
de amor, bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan
con inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo
como a un pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura
te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras.
Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre,
la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre
y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen
de Guadalupe. Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres
nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las
tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros,
en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras,
en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos
con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria en agradecimiento
por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

http://www.sancta.org/oraciones.html#memorare

 

ORACIÓN A LA VIRGEN DE JUQUILA,
                   SANTUARIO DE ATZACAN, OAXACA

79. Madre querida Virgen de Juquila tuya es nuestra vida cuídanos
de todo mal si en este mundo de injusticias, de miseria y de pecado
ves que nuestra vida se turba no nos abandones madre querida,
protege a los peregrinos acompáñanos por todos los caminos, vela
por los pobres sin sustento y el pan que se les quita retribúyeselos,
acompáñanos en toda nuestra vida y líbranos de todo tipo de pecado.
Amén.

 

http://www.foroswebgratis.com/tema-oracion_para_la_virgen_de_juquila-102083-1545818.htm

 

 

 

 

 



[5] Lecturas bíblicas y más sugerencias en:

http://www.diocesisdesanmiguel.org/modules.php?name=News&file=article&sid=133